La Representante a la Cámara por el pacto histórico, Susana Boreal, confesó despojada de vergüenza, pudor y recato, que es compulsiva consumidora diaria de marihuana. El tema ha sido objeto de debate a favor y en contra en toda la geografía nacional, especialmente entre los miembros de la clase política. En un país tan sufrido, golpeado y estigmatizado internacionalmente por la producción, distribución y consumo de droga, no se puede normalizar ni convertir en paisaje natural su consumo, argumentando sin piso científico, que la marihuana no tiene efectos nocivos en la salud, y que por el contrario es medicinal.

Este último concepto tiene su paternidad en Estados Unidos, en el planeta, la sociedad más consumidora y afectada. Haberla convertida por sus componentes naturales en medicinal es producto de un proceso en donde intervienen otros elementos que posibilitan esa categoría. Fumarsela pura, sin dolor en el cuello, la espalda, las piernas u otro lugar del cuerpo, tiene indudablemente otra intencionalidad- trabarse-. El hecho de que el universo de marihuaneros en el país sea tan grande no legitima ni la hace inofensiva. Recordemos la tragedia causada en la Guajira y regada por toda las Costa por la siembra, distribución y venta en la década de los 70 y 80. Triste panorama.

Quién fuma marihuana está impedido para opinar

En nombre del libre desarrollo de la personalidad apoyado por la Corte Constitucional no se pueden amparar hechos aberrantes causados por el consumo. La Corte es ingenua al legalizar la llamada dosis mínima; En ciertos estamentos de la academia, la ciencia, incluso el periodismo ese concepto es acatado porque depende de la formación del sujeto, pero el grueso número del colectivo fumador, atraca, mata, extorsiona y viola bajo los efectos de la droga. Quieren ahora hacer ver y creer que la marihuana es un “angelito” que recrea el alma y el espíritu. Mucho cuidado con ese “angelito”, porque es el primer peldaño que se cruza para transitar por terrorífico y envenenado mundo de la drogadicción. No es mojigatería, es realidad científica. Esta señora consumidora confesa debería ser expulsada del Congreso. Por eso estamos como estamos.

¿Porque será que la izquierda es proclive al consumo de marihuana?

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