Si nos dedicaríamos a preguntarle a los colombianos qué programa de gobierno de verdadero impacto, recuerdan ellos, de los últimos presidentes que ha tenido el país, incluso durante toda nuestra vida Republicana y Democrática, seguros podríamos estar que contestarían. LA SEGURIDAD DEMOCRATICA, implementada por el expresidente, Álvaro Uribe Vélez, desde el mismo 8 de agosto del año 2002, apenas, pocas horas después de haberse posesionado. El estado comenzó por primera vez a enfrentar a sus más sanguinarios enemigos- guerrilla. paramilitares, narcotráfico y delincuencia común. A todos le dio su dosis y todos sintieron por primera vez el peso de una fuerza pública que los persiguió hasta la muerte. 15 jefes paramilitares fueron extraditados a Estados Unidos, su estructura fue desarticulada y obligada a negociar su sometimiento. Por su parte, la guerrilla sufrió lo que nunca se pudieron imaginar. Raúl Reyes, murió como se lo merecía, descuartizado a bombazos en la frontera con el Ecuador. Uribe, les cortó el cordón umbilical que los alimentaba llevándole alimentos desde los centros urbanos hacia los campos de concentración del crimen. Se controló eficientemente el envío y tráfico de comida para esas tropas, es decir, los puso a pasar hambre.
Se desnudó la verdad verdadera de las FARC, una organización criminal y de narcotraficantes apoyados por, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y el régimen cubano, todos fracasados. A partir de ese momento los máximos jefes de las Farc se dieron cuenta que llegar al poder era un imposible, y esto fue aprovechado por Juan Manuel Santos, y los llevó a una mesa de negociación en Habana en donde firmaron un vigente y criticado proceso de Paz, criticado en su forma y contenido.
En la era de Álvaro Uribe, Se demostró voluntad política, fuerza, coraje, valentía y amor por la patria. Un proceso que duró 8 años, tan bueno que ameritó una reelección. Pero se necesitaba continuarlo con la misma firmeza y no fue así. Santos los llamó a negociar y ellos aceptaron engañando, prueba de ello son las disidencias, ahora llamada la segunda marquetalia. Iván Duque fue timorato y no colmó las expectativas militares, estratégicas y políticas que hay que aplicarles a estos grupos adiestrados para el crimen, el secuestro y las masacres.
El gobierno de Gustavo Petro, intenta negociaciones sin resultados en las primeras de cambio. Lo que sí está claro es que no los va a combatir y ellos aprovecharan para fortalecerse y seguir con el negocio del narcotráfico; tal vez su afinidad y recuerdos de guerrillero le impiden al presidente atacarlos con determinación
Un eventual fracaso de Petro, que no lo deseamos, sería un excelente caldo de cultivo para revivir la política de seguridad democrática en cabeza de un candidato joven, pero que encarne por completo la plataforma política del Uribe “viejo”.