CAMBIO revela un nuevo capítulo de la intrincada novela de los pasaportes en Colombia: un escándalo sin precedentes en Ucrania que involucra al nuevo socio de la Imprenta Nacional. ¿Cuáles son las similitudes en la forma en que se estructuró la nueva contratación durante el gobierno Petro y el esquema de malversación y sobornos ocurrido en Europa?
El lío del multimillonario contrato de los pasaportes le ha costado al país más de 800 días de incertidumbre, reversazos, problemas judiciales, tres cancilleres y choques entre instituciones. Lo peor es que la novela está lejos de terminar. A la reciente demanda de la Procuraduría para terminar el contrato firmado, una ‘solución’ ideada en Casa de Nariño y ejecutada por la Cancillería, tan plagada de irregularidades como de improvisación, se suman los antecedentes, hasta ahora desconocidos, de uno de los nuevos socios de Colombia: un oscuro episodio de corrupción internacional que comenzó de una manera muy similar al embrollo en el que estamos desde 2023.
CAMBIO descubrió que una de las empresas de IN Groupe, la compañía con la que los portugueses se aliaron para solucionar el lío de los pasaportes en Colombia, enfrentó un escándalo de corrupción internacional de grandes proporciones, por cuenta de Surys, una de sus empresas, la cual provee de elementos de seguridad para pasaportes. Esta es una historia de contratos con sobreprecios, transferencias irregulares y un oscuro intermediario que configuraron una trama de corrupción sin precedentes en el gobierno ucraniano. Las similitudes con el caso de Colombia son preocupantes.
Hoy el contrato vigente para la expedición de los pasaportes en Colombia por 1,3 billones de pesos está en manos de la Imprenta Nacional y la Casa de la Moneda de Portugal, una entidad pública de ese país europeo escogida por su experiencia y capacidad técnica para suplir las carencias de su par en Colombia.
Por ello, durante los meses previos a la adjudicación del contrato, el gobierno Petro acudió a las credenciales de la entidad portuguesa para esquivar las críticas por la falta de experiencia de la Imprenta Nacional en una operación tan compleja como la de diseñar e imprimir miles de libretas. Sin embargo, en ese periodo de negociaciones, ni la Presidencia ni la Cancillería mencionaron en algún momento que había un tercero en la ecuación.
Se trataba de IN Groupe, conocida antes de 2019 como Imprimerie Nationale, una entidad estatal francesa especializada en la producción de documentos de identidad y con contratos en decenas de naciones de todo el mundo. El país se enteró de los intereses franceses en el contrato de los pasaportes apenas en julio de 2025 por revelaciones periodísticas. Por ese entonces, se constató que cuatro meses antes se había formalizado un memorando de entendimiento entre Colombia y Portugal para poner en marcha el nuevo modelo estatal de producción de pasaportes.
En el documento se establece, entre otras cosas, que la Casa de la Moneda de Portugal solo podría hacer un acuerdo comercial con la Cancillería, siempre y cuando se incluyera a la IN Groupe como socio.