No se necesita que el nuevo alcalde de Valledupar que deberá elegirse el próximo mes de octubre y posesionarse el primero de enero de 2024, tenga facultades extraordinarias nunca antes vista en un ser humano. Solo se necesita que tenga voluntad y quiera al Valle y evitar firmar poderes, compromisos y contratos con espíritus extraños. Que lo quiera, como lo quiere, Rodolfo Campo, y como lo quiso, Aníbal Martínez Zuleta.
Por Ley deberá presentar un plan de desarrollo y ejecución como carta de navegación en sus cuatro años de gobierno. Es fácil detectar y priorizar obras urgentes que necesita la ciudad. Mencionaremos algunas: 1.- Reconstrucción de la malla vial (arreglo y pavimentación de vías, incluidas la de los corregimientos) 2.- Decretar al menos un día sin moto con proyección a dos. 3.- La alcaldía y el SIVA, deberán hacer una fuerte alianza para socializar las rutas y lograr que el sistema no fracase por cuenta del mototaxismo, transporte ilegal que tiene a la ciudad desordenada y vandalizada 4.- Articular conjuntamente con la Policía, Fiscalía, Gaula, Instituciones y sectores gremiales un plan de choque para enfrentar, desarticular y terminar con la ola de atracos, raponazos, extorsiones, y homicidios, que tienen a Valledupar, invivible. 5.- El crecimiento urbano de la ciudad está desordenado y desbaratado, y son los propios constructores los culpables de semejante caos. Atraviesan una urbanización o un conjunto residencial por donde debe pasar una calle. El nuevo alcalde con una oficina de planeación de verdad debe implementar las medidas para retomar el control urbanístico y eliminar los callejones y ajedreces.
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